Siempre es preocupante que nos digan que nuestros hijos necesitan apoyo, pero ponerse en manos de un profesional en atención temprana puede dar mucha calma a las familias, ya que reciben también un acompañamiento, no se sienten solos ante las dificultades, sino acompañados por una persona experta. Además se les ayuda a vincularse mejor, a tratar temas delicados o a expresar también sus propias necesidades.